Seguro que a tu alrededor hay muchas personas que sufren intolerancias alimenticias. Incluso es posible que tú mismo las sufras y sepas lo complicado que puede ser comer cuando se tienen tantos problemas con los alimentos.
Hasta hace pocos años era excepcional que al organizar un cumpleaños, por ejemplo, se preguntara a los padres si hay niños celíacos, alérgicos al huevo o con intolerancia a la lactosa. Ahora es algo muy normal que, al aceptar una invitación, se indiquen las intolerancias y alergias del niño para que puedan tenerse en cuenta.
Esto ha hecho que sean muchos los que afirmen que ahora hay muchas más intolerancias que antes y busquen las causas en la mala calidad de los alimentos que tomamos actualmente y en la cantidad de procesados que consumimos pero, ¿qué hay de verdad en esto?
¿Han aumentado las intolerancias?
Lo cierto es que hasta hace pocos años lo habitual es que las intolerancias no se detectaran. Muchas personas celiacas pasaban toda su vida consumiendo gluten, el cual estaba maltratado su salud, pero no sabían que esa era la causa de sus continuos malestares y de sus enfermedades.
Por suerte, ahora sí se conoce bien la enfermedad celíaca y, aunque todavía no se ha descubierto una cura, se puede diagnosticar y se puede evitar que se produzcan todos los perjuicios a la salud que acarrea el tomar alimentos con gluten o contaminados con esta proteína.
En el caso de la intolerancia a la lactosa, no era habitual que los adultos tomaran leche y es en la edad adulta cuando más se manifiesta, por lo que raramente se diagnosticaba. Si se notaba que la leche no sentaba bien, se dejaba de tomar y no se daban muchas más vueltas al tema.
Ahora, las personas adultas continúan tomando leche y se conoce mucho más sobre la intolerancia a la lactosa. Incluso se comercializan pastillas con lactasa para que los intolerantes puedan tomar, de forma ocasional y moderada, alimentos que contengan lactosa.
De todos modos, no podemos negar que la comida que consumimos y especialmente la procesada, no tiene la calidad de antaño y que muchas veces abusamos de grasas saturadas, de azúcares o de químicos que claramente dañan nuestra salud y alteran la flora intestinal.
Consumir de manera habitual probióticos puede ayudar a que la flora intestinal esté fuerte, lo que ayuda a proteger a nuestro sistema inmune.